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Liliana Heker: "El Martín Fierro es la versión local de Los Miserables"

 "El Martín Fierro es la versión local de Los Miserables"

Entrevista de Adrián Melo para Caras y Caretas

Ilustración Jung!

"Referente insoslayable de la literatura nacional, novelista y cuentista de excelencia, fundadora de revistas de influencia en la cultura latinoamericana, como El Grillo de Papel y El Escarabajo de Oro, y de resistencia contra la dictadura, como El Ornitorrinco, Liliana Heker se refiere a la importancia de la obra cumbre de José Hernández. Además, es la excusa para dialogar sobre los roles de la literatura.

–¿Qué lugar ocupa el Martín Fierro en tu educación literaria?

–Mi descubrimiento del Martín Fierro es relativamente tardío. No formaba parte de mis lecturas de niñez y de adolescencia. Sin embargo, a los doce años leí un libro fundamental: Los miserables, de Victor Hugo. Y, de alguna manera, esa novela tenía una fuerza de denuncia y de posicionarse con los miserables del mundo como podía tener el Martín Fierro. Pero mi relación con el Martín Fierro tiene otro tipo de fuerza porque mi papá se pasaba leyendo los versos de Hernández. No era un paisano, era un judío que había nacido en Rusia y que lo trajeron de bebé a la pampa. Mi padre apenas había terminado la primaria, no era un intelectual ni mucho menos, pero su amor por la vida de campo lo identificaba con el Martín Fierro.

–¿Cuándo comenzó a gravitar en tu propia literatura?

–Hacia los dieciséis años entré a El Grillo de Papel y me empecé a vincular con la literatura nacional. Leí a Borges, a Arlt y comencé a entender el Martín Fierro. Supe que no se reducía a los consejos de Fierro a sus hijos, que era lo que solían dar en el colegio de mi tiempo. A mi juicio, eso es lo más convencional, lo más ajustado al sistema y lo que menos debe interesar a una o un adolescente con inquietudes. Más tarde, cuando participé con Abelardo Castillo de la fundación de El Escarabajo de Oro, le di la importancia dentro del corpus literario argentino al que yo empezaba a pertenecer.

–¿En qué aspectos comparás Los miserables con el Martín Fierro?

–Estoy hablando de lo que es originalmente el Martín Fierro y posteriormente se conoce como primera parte o “La ida”. Estoy hablando de un posicionamiento en el mundo que es del lado de los desprotegidos. En ese sentido, el Martín Fierro es la versión local de Los miserables. Tanto a Jean Valjean como a Fierro, el sistema y el poder los llevan a ser perseguidos y marginados y tener que buscar modos de supervivencia, solidaridades y configuraciones familiares. Fierro se va con Cruz a vivir con los indios porque hasta ahí no llegan las arbitrariedades del Estado. Yo empecé a optar ideológicamente sin saber lo que era opción cuando leí Los miserables. Tal vez, si lo hubiesen sabido vincular de otra manera con el Martín Fierro, también hubiera sido capaz de optar ideológicamente cuando leía el Martín Fierro. No estaba dentro de las lecturas que cautivaban a jóvenes de mi generación, aunque tiene todos los elementos. Se le critica su imposibilidad de propiciar la revolución. Sin embargo, la literatura abre cabezas, no produce la revolución por sí sola.

–¿Por qué decís que tiene los elementos para captar a las juventudes?

–Martín Fierro se transforma en un gaucho matrero, provocador, y eso lo hace atractivo. No es el personaje bondadoso y correcto que nadie, ninguna lectora de ninguna edad, espera de un personaje literario. Es rebelde contra la policía, contra los milicos, contra un modo de explotación del sistema y el Estado que lo explotan y le quitan todo lo que legítimamente le pertenecía. A la fuerza y a la violencia del Estado reacciona con violencia que considera legítima. Una especie de anarquismo que está muy intensamente y nada convencionalmente tratado. Es un libro políticamente incorrecto.

–¿Por qué creés que hay un cambio tan brusco en el personaje principal en La vuelta?

–Un personaje puede ser contradictorio y eso incluso podía movilizar. Si Fierro hubiera sido un personaje que está contra el poder y después se hace amigo del poder y la intención del autor era mostrar esas dobleces, la vuelta del Martín Fierro sería tan significativa como la ida. El problema no es el cambio de Fierro sino el cambio de José Hernández. Es Hernández quien se amolda evidentemente al poder, virando del federalismo antiporteño a ser diputado del Partido Autonomista Nacional y adherir al oficialismo de Roca. Creo que fue Martín Kohan que habla de un hiato que no está contado que está entre la ida y la vuelta: la conquista del desierto. Cambia el poder político y Hernández se acomoda a ese poder, y Fierro, sin saberse cómo, mágicamente termina acomodado al sistema, dándoles consejos a sus hijos.

–¿Cuál es el pasaje que más te conmueve?

–Lo que más me conmueve es lo mismo que conmovió a Borges y lo hizo escribir la “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”: ese acto maravilloso, impresionante de amistad y de una ética profunda que tiene Cruz, cuando siendo policía se pasa del lado de Fierro al grito de “no voy a consentir, que se cometa el delito/ de matar ansí a un valiente”. Cruz sale de entre los milicos donde estaba y se alía con Fierro y se van los dos juntos. Ese es el momento crucial y ahí está en su plenitud la excelencia de Hernández como escritor y los valores que tenía cuando escribió el Martín Fierro. No se trata solo de cómo es tratado Fierro, ni de cómo el poder lo obliga a convertirse en un gaucho matrero. Es capaz de crear un personaje como Cruz, que es equivalente en grandeza. A Borges le importaba poco y nada el Martín Fierro en su significación ideológica y política, pero está fascinado con Cruz y esa escena magistral. Esa escena da cuenta de lo endeble de la segunda parte. El Viejo Viscacha y Fierro tienen posiciones esquemáticas, bajan línea, y la literatura no baja línea, sino que crea situaciones. Cuando Cruz se pasa del lado de Fierro no se baja línea, se crea una situación que moviliza totalmente.

–¿Qué otros elementos hacen que esa primera parte sea literatura con mayúsculas?

–En un libro no es un hecho literario el mensaje político. Un hecho literario actúa de diversas maneras. Yo te di el ejemplo de Los miserables. Yo estaba leyendo una novela y esa novela produjo un cambio en mí. Esa es la maravilla de la literatura. Ese hecho literario se produce en la primera parte, que tiene una fuerza enorme que no tiene la segunda. Por supuesto, Hernández tenía talento, varios episodios están maravillosamente contados y conmueven, pero tiene esa solución de acomodo de Fierro al sistema que no tiene ninguna justificación. Él y todos han tenido vidas miserables y todos terminan lo más cómodos alrededor del fogón con Fierro dándoles consejos que no guardan relación con sus experiencias. Cómo solucionaron su vida y pasaron de estar tan perseguidos a estar tan tranquilos no lo sabemos. Lo que sabemos es que, por suerte, eso no pasa en realidad con las personas que fueron perseguidas y marginadas. La vuelta tiene un final feliz muy acorde con las expectativas del poder de turno, que es el poder de los hacendados.

Caras y Caretas

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