Cuando era una adolescente empezó a colaborar para El grillo de papel, la revista dirigida por Abelardo Castillo, quien con el tiempo sería uno de sus mejores amigos. Parte de los intelectuales que en los años ‘60 configuraban la escena cultural argentina desde los bares, Liliana Heker se constituyó en una voz única. En sus relatos, lo cotidiano y lo familiar se contaminan con lo siniestro pero también con la ternura; su voz puede ser cruel o brutal pero es siempre propia, reconocible. Alfaguara acaba de editar sus Cuentos reunidos: ella misma eligió el orden, la separación en secciones no cronológicas e incluir seis inéditos. Escribe en su nota de autora: “Preferí para el título el adjetivo ‘reunidos’ y no ‘completos’. No tengo el menor interés en completarme”. Así es su literatura: honesta, desafiante, diferente. Por Laura Galarza - 22 de febrero 2017 Otoño, 1960. Ella tiene diecisiete años aunque por ser menuda aparenta menos. Durante una reunión de la noche anterior, ese descon...