Kant decía que “la felicidad, más que un deseo, alegría o elección, es un deber”. ¿Está de acuerdo? -En lo personal, no considero a la felicidad como un deber; en cambio la siento una responsabilidad respecto de los otros. Creo, sí, que una debe estar abierta a esos momentos plenos –felices-- en los que, de pies a cabeza, se siente en perfecta armonía consigo misma y con el mundo. Que hay que vivirlos intensamente y atesorarlos. Pero, según mi propia elección de vida, son solo eso: momentos privilegiados. No un estado permanente, ya que la percepción de la inarmonía, de la injusticia, que impide sin duda que una sea feliz, permite en cambio una actitud de lucha que impulsa a cambiar aquello que una considera que está mal. Otra cosa distinta es la alegría. Reconozco que estoy bastante dotada para la alegría, para disfrutar intensamente con los innumerables y diversos placeres que me ofrece la vida. Pero esas experiencias vitales, vividas hasta el hueso, no deben confundirse con l...