¿Qué leen los que escriben?
Pablo Ramos nos deja "la recomendación de amigo". Pero en lugar de un libro, menciona tres: Zona de clivaje, El fin de la historia y Cuentos de Liliana Heker
La literatura de Heker combina dos cosas muy difíciles de combinar: una trama organizada con extrema precisión y un dominio del lenguaje sólo comparable al de los mejores escritores del mundo. Todo se dispone entonces para que el lector quede atrapado en la historia y se regocije a la vez con frases y párrafos perfectos. Frases generalmente largas, de una complejidad difícil de imitar, una escritura envolvente, que asciende en espiral hacia el lugar exacto al que nos quiere llevar, permitiéndonos observar lo que ha pasado desde perspectivas diferentes. Logra que siempre sospechemos lo que vendrá, lo que encontraremos allá arriba cuando lleguemos, si es que hemos de llegar. Esa manera de entender la escritura es muy poco común, sencillamente porque pocos entienden la escritura de esa manera y muy pocos podrían abordarla con tanta maestría. El resultado generalmente es, más en las novelas que en los cuentos, un ritmo de alientos largos, que avanza sumergiéndose y sumergiendo al lector bajo el conflicto, saliendo a tomar aire justo a tiempo, cada vez: el tiempo estrictamente necesario para uno respire y vuelva a sumergirse por voluntad propia.
Verifiquen que jamás en su narrativa se traiciona ese pacto sagrado Escritor-Lector. Y se cumple perfectamente lo que dijo Jean-Paul Sartre: “La literatura es el ejercicio de una libertad sobre otra libertad”. Donde la mayoría de los escritores se toman “libertades” (no es lo mismo gato montés...) olvidándose del lector, Liliana Heker hace literatura, ejercita su libertad y deja el espacio necesario para que nosotros (lectores), ejercitemos la nuestra.
Por Pablo Ramos
Fotografía de Lucio Ramírez
Por Pablo Ramos
Fotografía de Lucio Ramírez
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