Liliana Heker: “La ficción construye sentido”
Presenta este domingo "La trastienda de la escritura" en la Feria del Libro de Mar del Plata. "No es la historia lo que atrapa de un cuento, una novela, son las capas de la escritura. La ficción es ambigua, en cuanto más ambigua y en cuanto más capas de significación tenga, más rica va a ser" expresó en una charla con LA CAPITAL.
La novelista, cuentista y ensayista Liliana Heker, presentará este domingo 13, a las 19, su libro “La trastienda de la escritura” (Alfaguara), un trabajo en el que comparte “ciertos secretos, la intimidad” del trabajo de escribir.
Antes de su llegada, en el marco de la Feria del Libro de Mar del Plata, la autora de “Zona de clivaje”, “El fin de la historia”, “Los bordes de lo real” o “La crueldad de la vida”, mantuvo una charla con LA CAPITAL, en la que fue categórica al señalar que “nadie le puede enseñar a otro a ser escritor” y que para serlo “hay un solo conocimiento técnico imprescindible y lo adquirimos en primer grado de la escuela primaria”. También descree de la llamada “inspiración”, porque considera que “detrás de un cuento impactante o una novela que quizás deslumbra, hay una búsqueda, un trabajo, vacilaciones, ideas que los provocaron”.
Dicho esto, asegura: “no es la historia lo que atrapa de un cuento, una novela, son las capas de la escritura. La ficción es ambigua, en cuanto más ambigua y en cuanto más capas de significación tenga, más rica va a ser y, justamente, cuando a un escritor, una determinada situación, a lo mejor mínima, lo moviliza a escribir, seguramente es porque esa situación despierta una cantidad de sentidos y posibilidades. Lo digo textualmente en el libro, la ficción construye sentido. La realidad no tiene sentido, los hechos ocurren”.
La reciente ganadora del Premio Nacional de Literatura y galardonada con el Premio Konex de Platino, sigue escribiendo ficción, asegura que el acto de escribir es “totalmente solitario”, descree de la “página en blanco” y reniega del concepto de “inspiración” porque “da a entender que la predisposición o disposición a escribir es un don, convirtiendo su trabajo en involuntario”, mientras comparte memorias sobre su trabajo con Abelardo Castillo, su experiencia como joven mujer en las rondas de escritores de los 60 y 70 y los sentimientos, sensaciones y búsquedas que la llevaron a escribir “Zona de clivaje”.
En un volumen ameno, en el que aborda desde la elección de las temáticas de los textos, el caos, la corrección, los puntos de vista, las primera, segunda y tercera persona, sintaxis, intercalados con anécdotas y un interesante “revés de la trama” utilizando sus propias producciones, se muestra, sin pretenderlo, como una maestra experimentada y generosa.
La Capital de Mar del Plata

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